música en vivo transporta de manera brutal a un momento y lugar que deducimos aun sin haber visitado este país.
con los primeros fulgores nos indican una escenografía tan limpia como elegante retomando lo mas elemental y emblemático de los templos japoneses indicando la espiritualidad de lo que acontece., que si bien aplica detalles sencillos, estos aunados a un limbo neutro nos da una composición equilibrada para dar una ligereza escénica,con vestuario y atrezzo que engalanan dando mayor regocijo y gestualidad de actores con una preparación que permite la expresión teatral necesaria para darnos una cantidad de menesteres sensoriales, llegando de una incomodidad sublime a un sutil furor en un par de segundos todo condimentado con un equilibrado uso de efectos especiales que nos permiten ver una obra que se puede apreciar aun sin tener previos conocimientos o experiencias de esta caligrafía tan trascendental