Tercer semestre
Gravedad es una película dirigida por Alfonso Cuarón, escrita junto con su hijo Jonás. Se estrenó el pasado octubre (2013) y tuvo una muy buena recepción por parte del púbico general, así como de la crítica "especializada"; aunque hubo el clásico, mañoso, especialista aguafiestas que se encargó de señalar todo aquello que resultaba inverosímil (cosa que no molestaría si no existiera el arrogante afán de desacreditar una obra de ciencia ficción).
Concepto: La fe.
Tema: El renacimiento.
En esta película se muestran las adversidades que debe superar una astronauta que se encuentra a la deriva espacial debido a un accidente causado por "chatarra espacial". Podríamos suponer, a simple vista, que estas adversidades suponen obstáculos meramente físicos o situacionales, sin embargo, existe un fuerte simbolismo dentro de la película que nos demuestra que el enfoque principal reside en un aspecto espiritual. La principal adversidad de Ryan Stone (Sandra Bullock) es encontrar la fuerza, la determinación, la fe, en fin, LA CAUSA para continuar su vida, en vez de rendir su vida a la eterna circunvalación. Esta búsqueda, desarrollada a lo largo de la película, culmina en el "renacimiento espiritual" de la astronauta, quien sobrevive la odisea.
Elegí esta película ya que, escenográficamente, es una pieza exquisita. Esta aseveración consiste en lo siguiente:
El espacio físico, así como gran parte de los artefactos y utilería, consisten (por obvias razones que todo reportero de TV Azteca debería saber) en efectos especiales. A pesar de este hecho, a lo largo de la película no existe una verdadera causa para cuestionar la verosimilitud de la atmósfera. La escenografía no interfiere negativamente con la trama, no interrumpe los diálogos para dejar al público con una sensación de falsedad, es completamente asimilable y bien construida, es el engaño perfecto (tan perfecto, que hay que recurrir nuevamente a la idiota pregunta del reportero de TV Azteca...). La música es un punto resaltable; aparece cuando tiene que aparecer y, cuando lo hace, te adentra en esa sensación prosaica de tensión/expectativa/triunfo.
Quizá todos sentimos una cierta desilusión (por mínima que fuera) al ver a Sandra Bullock salir completamente ilesa (y más aún, ¡renovada!) de aquel viaje evidentemente mortal. Sin embargo, existe el sosiego, al pensar que no pudo tener otro final, considerando la reflexión que Cuarón nos arroja.