Pietà, es una de las últimas cintas cinematográficas realizadas por el director coreano Kim-Ki-Duk.
En una clara referencia a la escultura homónima de Miguel Ángel, el director coreano explora temas acerca de las condiciones humanas, los valores y la existencia.
A lo largo de la película podemos observar que cada elemento que aparece cumple una función dentro de la trama. Kang-Do es un hombre solitario que vive como usurero, sin remordimiento o compasión destruye la vida de sus "clientes" hasta que conoce a una mujer que afirma ser su madre, poco a poco las circunstancias la hacen aceptarla en su vida y un día bajo situaciones extrañas desaparece. En busca de ella pide por su propia redención, experimentando todo tipo de desolados sentimientos.
Kim-Ki-Duk es famoso por tratar en sus películas personajes que viven en el límite de situaciones económicas y morales, con lo cual cuestiona a las sociedades, las relaciones sociales y la influencia del dinero en cuestión a la pérdida del sentido de la vida.
Los elementos visuales de la película y los materiales que ocupa conforman un ambiente siempre tenso, de crueldad y en donde todo parece peligrosamente monótono y sofocante.
La gama de colores que usa es esencial, los cafés óxido y grises, sin embargo en las escenas clave el rojo llega como símbolo de sadismo e incluso erotismo.
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